Este 31 de agosto se estrena en Argentina el polémico film “Sonido de Libertad”, protagonizado por el actor norteamericano Jim Caviezel (el mismo que interpretó a Jesús en “La Pasión de Cristo”) junto a Mira Sorvino y Bill Camp. Esta película dirigida por Alejandro Monteverde se mete en un terreno sensible, turbio, poco explorado en el cine: la trata de niños y la pedofilia.
“Sound of Freedom” narra la historia de Tim Ballard, un ex-agente del gobierno de Estados Unidos, que renuncia a su trabajo para dedicar su vida a salvar a los niños de los traficantes sexuales mundiales. Tim fue, a la postre, el fundador de Operation Underground Railroad.

La película se terminó de rodar en 2018, pero recién ahora, 5 años después, se estrena en cines gracias a que en marzo de este año Angel Studios adquiere los derechos de distribución mundial.
“Sound of Freedom es una película fascinante que comparte la historia de los heroicos esfuerzos de un hombre para rescatar a los niños del tráfico de personas”, dijo el director ejecutivo de Angel Studios, Neal Harmon, en su momento.
“A través de esta poderosa experiencia cinematográfica, nuestro objetivo es amplificar el creciente movimiento para exponer esta atroz violación de los derechos humanos e inspirar a las personas a tomar medidas, ayudando a sus comunidades a poner fin a esta esclavitud moderna de una vez por todas”, agregó.

Este film está basado en hecho reales, en la historia real de Tim Ballard.
Ballard (Caviezel), un agente federal, se encuentra perdiendo la esperanza en el oscuro campo del trabajo criminal infantil. Sin embargo, rápidamente descubre la misión de su vida cuando logra liberar a un niño de siete años que fue secuestrado. Cuando el menor le pide a Ballard que encuentre a su hermana que también fue secuestrada, Ballard decide dedicar su vida a rescatar a los niños de la esclavitud sexual.

La película ha sido centro de varias polémicas y acusaciones cruzadas que complicaron su estreno hasta la actualidad.

Aunque el guion de la cinta se comenzó a trabajar en 2015, las filmaciones no iniciaron hasta el verano de 2018. Inicialmente, 20th Century Fox había acordado la distribución de la cinta en cines, pero tras la compra de Disney, el estreno fue cancelado. Los cineastas batallaron por años para conseguir que algún estudio adquiriera los derechos y le dieran a la cinta un estreno en las mejores condiciones.

Eduardo Verástegui acudió con Angel Studioscuyos más grandes éxitos son películas y series con trasfondo religioso. En menos de 5 días, ambas partes firmaron el contrato necesario. Según sus declaraciones a través de redes sociales, Netflix, Amazon y Lionsgate fueron algunos de los estudios que rechazaron la cinta. ¿El motivo? Aparentemente, lo complicado del tema. Y es que la cinta se vincula con las ideas del QAnon, una teoría conspirativa que señala la existencia de un “Estado profundo” o élite en los Estados Unidos.

Dicha élite estaría conformada por actores de Hollywood, políticos y grandes funcionarios relacionados con una red internacional de pedofilia y tráfico de infantes. La exposición que hace Sonido de libertad sobre esta teoría ha sido motivo para que varios creyentes de la misma reclamen a medios importantes por la poca difusión que le han dado a la cinta. Aseguran que dichas plataformas esconden algo y buscan que la menor cantidad de público acuda a los cines.

En cuanto a lo que es espectador verá en pantalla, las actuaciones son sólidas, conmovedoras hasta las lágrimas, con un Caviezel que nos entrega una interpretación firme y convincente.
La fotografía de la película es maravillosa, con planos hermosos de paisajes naturales que contrastan estratégicamente con le horror de la historia contada, mostrando poéticamente la contradicción de la raza humana en sus actitudes.

Es, resumiendo, una película que debemos ver, que nos abrirá los ojos para estar atentos y no descuidar a nuestros pequeños, pero que a la vez no queremos ver o no queremos que alguien pase por esas experiencias trágicas que, solo al verlas en pantalla, nos dejan con un nudo en la garganta, con lágrimas en los ojos y con esa sensación de impotencia que nos moviliza a no quedarnos callados, y no mirar para otro lado.