El Santo Padre pidió la liberación de los rehenes israelíes y un alto el fuego en Gaza. También reclamó un intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania.
El Papa Francisco envió este domingo su mensaje pascual e impartió la bendición «Urbi et Orbi» desde el balcón central de la fachada de la Basílica de San Pedro. Lo hizo horas después de haber celebrado la Vigilia de Pascua, donde clamó por «los anhelos de paz quebrantados por la crueldad del odio y la ferocidad de la guerra».
En español, el término «Urbi et Orbi» quiere decir «a la ciudad y al mundo» y proviene de la fórmula con la que comenzaban las proclamas solemnes ya en el Imperio romano. Esta bendición sólo tiene lugar dos veces al año: el Domingo de Resurrección y el día de Navidad.
«No permitamos que los vientos de la guerra s soplen cada vez más fuerte sobre Europa y el Mediterráneo», expresó el Papa Francisco, al evocar los conflictos en Ucrania y Gaza. Y en su repaso, afirmó que Dios «abre las puertas de la vida, esas puertas que cerramos continuamente con las guerras que proliferan en el mundo».
Después de haberse ausentado en la procesión del Viernes Santo en el Coliseo, el Santo Padre pareció en buena forma y destacó que «la paz no se construye nunca con las armas, sino tendiendo la mano y abriendo el corazón».
Entre sus ruegos, el Papa pidió “un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania”. “¡Todos por todos!”, aseveró.
Francisco ratificó su llamado para «que se garantice la posibilidad del acceso de ayudas humanitarias a Gaza», exhortando nuevamente a la rápida liberación de los rehenes secuestrados el pasado 7 de octubre y a un inmediato alto el fuego en la Franja.
“No permitamos que las hostilidades en curso continúen afectando gravemente a la población civil, ya de por sí extenuada, y sobre todo a los niños. Cuánto sufrimiento vemos en sus ojos”, manifestó. Y luego agregó: “Con su mirada nos preguntan: ¿por qué? ¿Por qué tanta muerte? ¿Por qué tanta destrucción? La guerra es siempre un absurdo y una derrota”.
También pidió no olvidar la situación en Siria, que lleva catorce años sufriendo la guerra, o el Líbano, afectado desde hace tiempo por un bloqueo institucional y por una profunda crisis económica y social, agravados ahora por las hostilidades en la frontera con Israel e instó a continuar las conversaciones entre Armenia y Azerbaiyán.
El Papa Francisco, en la Misa de Pascua
Antes de impartir la bendición «Urbi et Orbi», el Santo Padre encabezó la Misa del Domingo de Pascua en la Plaza San Pedro. Allí, saludó a los fieles desde el papamóvil.
En las últimas semanas, Francisco evitó en general ofrecer largos discursos para evitar la carga sobre su sistema respiratorio. La semana pasada había delegado la homilía del Domingo de Ramos y el último viernes decidió no participar en la procesión del Viernes Santo en el Coliseo.
En una breve explicación, el Vaticano dijo que esa decisión se había tomado para «conservar su salud». Tras una atareada Semana Santa, debería contar con algo de tiempo para recuperarse, ya que no tiene previstos viajes durante varios meses.